Islandia 🇮🇸 XXIV. En la tierra de fuego 🔥 y hielo ❄️. En el Norte de la isla. Las solfataras y las ollas de lodo hirviendo de Hverir (Namafjall)

Hemos llegado a uno de los puntos más esperados en nuestro viaje, las zonas geotérmicas más activas de toda Islandia, las solfataras de Hverir (Námafjall). Aquí nos damos cuenta que la tierra está completamente viva, y que vivimos gracias a que la actividad volcánica nos permite vivir en la tierra.

Islandia es una de las maravillas volcánicas de la tierra, con una extensión a la del estado de Nueva York, cuenta con 30 volcanes activos. Todo esto debido a que las placas tectónicas se están separando a un ritmo de 2 cm cada año bajo el mar. El magma asciende para llenar el espacio de esa separación, el proceso se extiende a lo largo del Atlántico creando una cadena de volcanes submarinos de hasta 3000 m. de altura

Nuestro hogar es un planeta volcánico, alberga más de 1400 volcanes activos y como si fuesen bombas atómicas, cada  año entran en erupción entre 50  y 60 volcanes. El 1% de la superficie de nuestro planeta es de origen volcánico, y sustentan al 10% de la población mundial, que se benefician de ella  asumiendo los riesgos.


El Katla en uno de los volcanes más grandes y activos de Islandia, está enterrado en un glaciar, bajo una capa de hielo de 600 Km cuadrados y unos 700 m. de espesor. Si la actividad aumentará y su cámara magmática empezara a entrar en erupción bajo el hielo enormes cantidades de hielo y agua caerían sobre el magma, evaporándose instantáneamente  desencadenando una enorme explosión. El gas y la ceniza formarían una gigantesca columna de humo en la atmósfera y la densa nube de gas taparía el sol.



Pero no voy a ser tan catastrofista y seguiremos disfrutando de este maravilloso viaje y de estos momentos especiales en  Hverir. La  actividad geotérmica de las fumarolas y de los pozos de lodo hirviendo son un auténtico espectáculo para cualquier ser humano. 


La nariz se termina acostumbrando a este fuerte olor a azufre y pasear por los caminos entre las pozas de lodo y fumarolas se convierte en un inusual paseo. Los senderos están delimitados para evitar meter un pie en las pozas en ebullición  o quemarte con las fumarolas.


Dependiendo del aire, a veces el olor a huevos podridos o a un millón de ampollas de Flumil® abiertas a la vez se hace insoportable (Lo del Flumil® es deformación enfermera☺️) pero por alguna extraña razón sigues en el lugar, como si el interior de la tierra nos estuviese diciendo: "Así es como huelo por dentro"




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El tiempo pasa muy deprisa entre el fétido olor de las fumarolas humeantes y las pozas hirvientes, pero debemos continuar el viaje hasta el lago Myvatn. Os lo contaré en la próxima entrada de "Más allá de tu ciudad"

✍🏼 Textos, 📷 fotografías y 📽 vídeos: María Carrión. 

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