Conociendo la Tierra del Sol Naciente. Capítulo III. Osaka

Osaka es la tercera ciudad más grande de Japón, y  la principal de la región de Kansai. Es uno de los puertos y centros industriales más importantes del país. Sus habitantes son  directos, ruidosos y les encanta comer bien. 

En Osaka podemos visitar, uno de los rascacielos más interesantes que hay en Japón, el Umeda Sky Building, de 173 metros de altura y 40 plantas, contruido en 1993. Cuando se terminó su construcción fue el más alto de Japón.
El responsable de esta torre es el reconocido arquitecto japonés Hara Hiroshi, responsable  de la futurista estación de Kioto o del Sapporo Dome. 

Otro de los puntos clave de Osaka es su castillo,  con un papel fundamental durante el proceso de unificación de Japón en el S.XVI 
Está situado en el Parque del castillo, comenzó a construirse en 1583 de la mano de Toyotomi Hideyoshi, quien quería que se convirtiera en el centro del Japón. Toyotomi Hideyoshi fue un daimio (soberano feudal) del período Sengoku (periodo muy largo de guerra civil en la historia de Japón) que unificó Japón. Es conocido por sus invasiones de Corea y por haber dado numerosos legados culturales, incluyendo la restricción de que sólo miembros de la clase samurái podían portar armas. Sin embargo, años después de la muerte de Hideyoshi, el castillo fue destruido por las tropas de Tokugawa, que lo reconstruyeron en la década de 1620 para ver cómo se incendiaba y acababa completamente calcinado en 1665, un destino compartido por muchos otros castillos japoneses de la época.


La torre principal del castillo, con  ocho pisos interiores y cinco exteriores, no se reconstruyó hasta 1931 y, milagrosamente, esquivó todos los bombardeos y aguantó en pie durante la guerra.
Es por ello que el castillo es realmente moderno y en su interior, además del ascensor que tanto sorprende,  nos encontramos con un museo, una sala de convenciones y un altar dedicado a Hideyoshi Toyotomi. Desde el último piso del castillo podemos disfrutar de espectaculares vistas de Osaka. 
Además de la torre principal, el castillo tiene varias murallas, fosos, puertas y pequeñas torres de defensa. Los jardines Nishinomaru, con sus 600 cerezos permitirá que disfrutemos de uno de los mejores momiji (En el siguiente capítulo conoceremos  las estaciones del año en Japón).

En este enlace tenéis una página en inglés con más información sobre este castillo, su historia, el museo, los jardines, horarios, accesos, et... 


No podremos irnos de Osaka, sin visitar el barrio más bullicioso de esta ciudad, el Distrito de Dotonbori lleno de restaurantes, bares y sobre todo muchas luces de león.
Al caer la noche entra en ebullición. Es uno de los barrios con más vida de todo Japón. Por el  Canal de Dotonbori, navegan barcos llenos de turistas, sus orillas son ideales para pasear y contemplar el espectáculo de carteles y luces de neón, que adornan las fachadas de los edificios. Uno de los anuncios más famoso, es el del corredor de Glico, convertido en símbolo de Osaka. Este cartel se instaló en 1935 y en él aparece un atleta con los abrazos abiertos, propiedad de la empresa japonesa de caramelos Glico.
El diseño de este atleta no es fruto del azar, ni de un capricho del presidente de la empresa, se debe a un cálculo matemático. Cada caramelo tiene 15'4 calorías  y para que un japonés medio de la época (1,65 metros de altura y 55 Kg de peso) pudiera quemar esas calorías  tendría que recorrer al trote una distancia de 300 metros, durante 2 minutos. Es una manera muy inteligente de mostrar a los niños y motivar a las madres, para que compren caramelos a sus hijos. Ya que pueden gastar esas calorías recorriendo los 300 metros, que señala el anuncio. Uno de los mejores lugares para ver este famoso cartel, es desde el puente Ebisu-Bashi.



Os espero en el capítulo IV,  con las estaciones del año.


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